Este es un antiguo cortijo rodeado de olivos que se ubica en Málaga. Ha sido reformado manteniendo su espíritu rústico, con el objetivo principal de inundar de luz cada rincón.
Para lograr claridad se abre un ventanal en el salón y se pintan paredes y techos de color blanco.
En cuanto a la decoración, la idea es crear ambientes acogedores manteniendo el espíritu rústico. Se recuperan algunos muebles originales pintándolos de blanco y consiguiendo una imagen más actual.
Me ha encantado el estilo que desprende este cortijo, tras leer el artículo de micasa revista. Es el trabajo de la interiorista Ana Fernández, del estudio Barefoot Styling.